lunes, 19 de agosto de 2013

50 sombras de Grey

Mi mejor amiga llegó entusiasmada a mi casa con un libro debajo del brazo, me lo mostró y vocifero "Tienes que leer esto Carla, te lo juro, lo tienes que leer". La portada no decía mucho...

- ¿De qué se trata? - le contesté asombrada a mi amiga. (no necesariamente porque se le ocurrió leer un libro)
- De un millonario que se enamora de una chica, pero él está loco, es sádico, ¡Ay, pero hace unas cosas tan lindas por ella! ¡Lo amo!
- Bitch please.

De pronto casi todas las mujeres menores de 30 años, que conocía, amaban a "Christian Grey". ¿Para qué voy a perder mi tiempo, leyendo una novelita romántica, a lo crepúsculo? Mejor espero, a que la hagan película. Pero, cuando en mi acostumbrado paseo por mi librería favorita, pregunté por el libro y resulta que estaba agotado, empezó a brotar una curiosidad que terminó por reafirmarse cuando vi que uno de mis amigos intelectuales la tenía en su ipad...

Tiene una buena fórmula, la del chico malo que se vuelve bueno sólo por ti, (resulta más si tienes problemas de autoestima y crees que no eres la gran cosa). Además, el tío es un ricachón, que regala autos, que te lleva a ver la puesta del sol en su avión privado y que te hace el amor de escándalo, osea ya no ya.

Ahora todo esto, en la novela, te hace olvidar que el tipo es un psicópata acosador, que le gusta infrigir dolor, le da placer, que ha tenido sumisas, que no podían ni mirarlo a la cara, que cuando le desobedecen castiga, en fin. Creepy. (y como en la vida real)

Ahora, todo lo trata de perdonar la autora, describiendo a un tipo así:



 Imaginándome a Christian Grey con este rostro... le perdono todo. (yeah sure!)



martes, 13 de agosto de 2013

Jim Sturgess alias Cameron Díaz

Había decidido dejar España para conocerme y de paso visitar a su familia, al menos eso fue lo que me dijo, que apenas bajaría del avión, iría a verme. Pero no lo hizo. Tuvieron que pasar 4 días para que se digne mostrar el rostro.

Me pareció que sus imperfecciones lo hacía atractivo, no era para nada mi gusto, la cara bastante pequeña, de rasgos finos, su larga cabellera castaña, una tímida barba que asomaba por ahí, dándole un aire juvenil, que lo hacía lucir mucho más joven de lo que era y unos ojos asimétricos verdes que decían muy poco de lo que yo quería saber.

Tenía una figura increíble a pesar de su baja estatura, lo noté cuando en una ocasión se quitó el polo en la playa, me enamoré de su espalda, ancha y pecosa. Desde ese día se convirtió en el promotor de mis bajas pasiones. La primera vez que dormimos juntos, sólo atino a abrazarme con fuerza y me mantuvo inmóvil durante toda la noche, no fue cómodo, pero me hizo sentir tan suya.

La relación empezó muy rápido, pero se sintió bastante real, acostumbrada a los amores de verano, no le había tomado la importancia correspondiente, pero trascendió. Ya en invierno, las peleas eran el pan de cada día pero también lo era las huachaferías románticas, la pretensión, las cartas, el amor.

Fue fácil para mi dejarlo y continuar con mis días sin preocupaciones, al menos eso creía yo. ¡Qué ilusa!¿Realmente pensé que podría olvidarme de él?¿En qué estaba pensando? Cuando el amor es apasionado, al punto de volverse una enfermedad, que no se puede curar, se recomienda introducir un tercero, un amante que supere al amor en cuestión, ¡pero qué problema!