viernes, 20 de diciembre de 2013

El hombre de mis sueños


¡Qué tal cachetada! Hace unos días recordé cómo me imaginaba que sería a los 27 años cuando tenía 13, y qué distinto resultó todo.

Algunas cosas no se pueden revertir, pero otras aún continúan a la espera y a la expectativa de que pueda ser posible, como por ejemplo, el hombre de mis sueños.

Primero, el hombre de mis sueños era actor, y era tan bueno como Paul Vega, un actor de carácter, que prefería hacer teatro porque sentía la adrenalina en las venas al enfrentarse al público. Ambos éramos una suerte de Marina Abramovic y Ulay, vivíamos felices de hacer lo que queríamos e inmersos en nuestro amor, de hippies viajantes por todo el mundo sin preocupaciones económicas.

Marina y Ulay cuando eran felices (aunque no lo parezcan) 

Luego, se convirtió más en fotógrafo, solía posar para él en cada proyecto visual y artístico que él se imaginaba, quería ser su musa, que me tome fotos que luego esconderíamos bajo 7 llaves, pero luego mi mente voló y pensé que tras un terrible divorcio lo más probable era que él exponga las fotos prohibidas y yo sufra mucho, entonces fue descartado.

Yo en mi época, "loquita foto"

Finalmente el hombre de mis sueños ha mutado, ahora sólo pido que tenga un corazón enorme, que no tenga miedo a enamorarse o al compromiso, que no le importe parecer un imbécil por amor, que quiera compartir algún momento sin importancia conmigo, que sea cariñoso, que confíe en mi, que tenga manos grandes, que no juzgue a la gente, que comprenda mis inseguridades y tonterías y que tenga la mente muy abierta.

Con estas cualidades ni Brad Pitt, ni Becquer, ni Wilde, me resultarían tan guapos, tan románticos ni tan ingeniosos como él. Vamos a ver que pasa en un par de años.