Se acercó a hablarle y rápidamente comenzó a frecuentarla, ella le confesó que nunca había besado, que no tenía enamorado y que estaba loca por entrar a la universidad y volverse independiente de sus padres. Luego de mil días de charlas inacabables, el decidió caerle a la niña de su vida.
"No lo siento, no estoy enamorada de ti, no te quiero como novio, aunque me gustan tus ojos azules, lo siento" la frase lo sacudió por dentro y sólo atino a responder "¿Al menos puedo darte un beso?" Y ella asintió avergonzada.
Aquel beso quedo en su memoria y lo recordó por el resto de su vida. Sin embargo no insistió más con ella, la dejo crecer, y estuvo observándola a lo lejos, y vio como se fue convirtiendo en mujer y en los hombres a los que les decía que si. Y siempre estuvo ahí para escucharla llorar cuando le entraban sus ataques catatonicos.
Y así paso la vida, hasta que por fin decidió que debía confesarle la verdad, que ella era para el, que debían casarse que no la había olvidado y que se hizo mejor por ella.
Sorprendida, ella solo echo a reír.
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ResponderEliminarDestaco la entereza del muchacho en tomar al toro por las astas, aunque haya salido herido de esa incursión.
ResponderEliminarMhhhh... años de espera y cuando te entrega su corazón, te ríes en su cara?? OK... tomaré nota de eso! :O
ResponderEliminarEn el amor, se sufre, se aprende y finalmente se gana o se pierde. Pero jamás se rindan.
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